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I. ÁLVAREZ
OVIEDO.
Miércoles, 1 de noviembre 2017, 01:07
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El Real Oviedo continúa gafado con las lesiones esta temporada. Asolado por una plaga de ellas desde que comenzó la pretemporada, a la enfermería del conjunto carbayón se han visto abocados refuerzos destinados a marcar diferencias en el juego ofensivo como Diego Fabbrini y Patrik Hidi, a los que ahora se une el gran protagonista a la hora de finalizar las jugadas del conjunto carbayón desde su regreso a Segunda División.
Los dolorosos ecos de la derrota en Alcorcón resonaron con fuerza a primera hora de la tarde de ayer, cuando el club anunció el alcance de la lesión de Toché, que se vio obligado a retirarse del terreno de juego de Santo Domingo en la primera parte del duelo que los azules disputaron la última jornada contra el cuadro 'alfarero'. Las pruebas médicas a las que fue sometido el delantero de Santomera durante la mañana revelaron que tiene afectado el menisco interno de su rodilla izquierda. La confirmación de que Juan Antonio Anquela se verá obligado a recomponer en las próximas jornadas su parcela ofensiva, en la que el murciano ha sido una pieza inamovible desde la llegada del entrenador jienense al banquillo del conjunto carbayón.
Lo logró, como en las dos campañas previas, a base de puntería, aderezada este curso por una presión sobre la salida que ahora deberá asumir su relevo en el frente de ataque azul. Un puesto al que ahora opositan Owusu, que le sustituyó el pasado domingo en el sur de Madrid, y Linares, que aunque disfruto de la titularidad en la jornada inaugural del campeonato ha visto difuminada su cuota de minutos respecto a la pasada temporada.
Tanto el joven ghanés como el experimentado delantero aragonés tendrán la complicada labor de tratar de que la hinchada oviedista no añore en demasía la figura del santomerano, que aglutina la mayor parte del flujo ofensivo de los azules. Con cinco dianas, un tercio de los tantos celebrados por la hinchada del conjunto carbayón llevan su firma, consolidada como repelente a la derrota en este arranque liguero.
Su prematura sustitución el pasado domingo encendió las alarmas entre la hinchada oviedista, en vilo hasta ayer, cuando el club confirmó una dolencia que le aleja de los terrenos de juego. El ariete, de 34 años, tendrá que esperar a que la inflamación de su rodilla remita y a la evolución de la articulación para establecer las pautas a seguir en el tratamiento al que se le someterá para que pueda volver a estar a disposición de Anquela.
Al delantero aragonés, que se reencontró con la red de la portería adversaria el 18 de octubre en la reinauguración de Ganzábal, se le resiste el gol en competición oficial, como a Owusu, que malogró una clara ocasión de peligro en el encuentro de la octava jornada liguera contra el Barcelona B. Ambos tendrán que afinar sus puntos de mira para paliar el enésimo quebradero de cabeza azul esta campaña.
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